domingo, 9 de mayo de 2010

Hasta el final

Él sale para la escuela, ni sabe qué lo espera.
La presión lo tira al piso. Los pies le pesan, el cielo lo aprieta.
El corazón tranquilo duerme hasta el estruendo.
El día parece normal, la gente lo mira pasar,
tal vez un poco más despeinado que lo habitual.
Sus pupilas se achican al ver el sol,
sus ojos y el ceño se fruncen como siempre.
Papá le dijo otra vez "cuidado" y mamá ya no lo defendió.
Como todos los días el patio, la carpeta y el pizarrón lo esperan.
Sin embargo esta vez con más impaciencia.
Hoy es el día de la prueba final y todos lo saben.
Después de la noche de estrellas que durmió otra vez sin ella
pero relajado inevitablemente, el día del cadalzo lo espera.
Se escucha la voz en su cabeza, agria pero sedante,
que saluda con un "buenos días profesora".
Ahí está ella, casi inocente, blanca, empolvada, ignorante del porvenir.
Tanta sabiduría desparramada en el piso del salón.
Él, ya frío y tieso como el mejor de los asesinos,
la mira con un fuego oculto en la selva de sus ojos.
Un incendio que arde desde hace rato, sin quemar.
Desde los pies el impulso recorre su cuerpo de adolescente frustrado,
pasando por las piernas, cansadas de huir,
por el estómago triste de apetito
y por el cerebro retorcido de angustia y represión
hasta encaminarse hacia la mano.
Allí descansa sin querer él, el filo de la explosión,
el metal mortífero, inocente, robado con suma precaución
para alcanzar con suerte ese delantal y esa piel
en la que se hundirá sin temor, sin culpa, ni pausas, hasta el final.

diciembre 2000
[a esta piba no le copaba mucho la escuela.. ]

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