viernes, 30 de marzo de 2012

Apretás los dientes, no sea que te equivoques. Evitás la mirada, porque quizás de nuevo te salga mal. ¿Qué hay ahí? Inseguridad. Exigencia. ¿Cuánto te decepcionaría arruinarlo todo de nuevo? ¿Cuánto más tenderías a arruinarlo si pensás que lo vas a arruinar?
El miedo esconde deseo, dicen. La mirada está cargada, y parece de indiferencia, o disgusto. Y en realidad tiene miles de palabras, pero que no salen porque es deseo contenido, que no querés soltar. Porque no es claro, porque no va con tu cabeza, porque lo querés moldear. 
Ella te acepta. Te entiende. Pero te enfrenta esa mirada. Quiere devorarla. No piensa, reacciona ante lo que ella le provoca. Te clava los ojos. Y otra vez te acariciás el mentón, mirás al costado, lejos, como si sólo viendo un punto a la distancia pudieras llegar ahí, deshacerte de ese momento. No va a cambiar. No te vas a ir, ni te vas a quedar. Vas a vivir siempre detrás de esa cortina que no se abre a la incertidumbre. 
Ella te observa, como corrés, espiás, y ves a trasluz de la cortina. Hasta que un día ella se canse, y ésta te tape por completo, comiendo todo reflejo de vos.

jueves, 22 de marzo de 2012

postales

Tres nenes en un subte, descalzos. Una es más grande, distante en su silencio, pero presente. Con el rostro en pleno esfuerzo inútil por ocultar pesares. Dos más pequeños, juegan, hablan con palabras que no entiendo. Ahí, sin más posesiones que dos galletitas en un paquete que duró muy poco. Tan naturales, sin miedo a nada. Se encuentran con otro que acaba de subir. Todo les puede pasar. Y ellos son ellos, como sea, con lo que tengan, donde sea. Se defienden de los juegos burlones del recién llegado. La más grande parece despertar. El visitante observa la herida en la cabeza rapada del pequeño que está sentado frente a él. La herida es una anécdota más, que ignora con sonrisas casi seductoras, con lo cual me confunde. "Es un nene hermoso y tiene gestos extraños, como que no van"-pienso. Por supuesto: reparo en detalles de su ropa y las uñitas con restos de esmalte: es una nena. Es una nena con la cabeza rapada, de seis años, sola, sucia y hermosa, jugando.
Me dio tanta vergüenza que quise llorar. Pero llorar era más indigno aún. Prefiero aprender, y dejarme curar. Para empezar.

martes, 13 de marzo de 2012

fábulas

¿Lo habrás soñado en todo este tiempo? 
¿Lo habrás pensado antes de dormirte? 
Aunque sea una vaga idea, un tenue recuerdo, un pesar, una sensación de haberte equivocado... algo. 
Quién sabe, quizás no, pero a lo mejor evocaste alguna vez esa bomba de tiempo alimentada a medida que me regalabas tu abrazo y yo te guardaba en mis caricias.
Tal vez te persiguió esa sensación en la piel, ese cosquilleo de saber al otro tan cerca, pero tan inaccesible a la vez. De escuchar la respiración, de medir cada movimiento y jugar, a sugerir o no el roce de cada vez más partes del cuerpo, escudriñando inasibles fronteras. 
Tal vez no intentaste explicártelo, quizás lo sepultaste por completo, no sé. Ya no importa, ¿o sí?
Sirve para algunas noches de lluvia, en que la imaginación escasea, jugar un poco con lo real, o lo que pareció así, y las fábulas que de ello pueden devenir.

viernes, 9 de marzo de 2012

Un tipo mata a otro por el volumen de su música. Otros tantos prenden fuego a su novia en una pelea de pareja, o ni siquiera. Alguien se choca el hombro con otro en la vereda: A "disculpá" responden "fijate dónde caminás, imbécil". Las parejas se desconocen, los solteros se desencuentran. Los gobiernos se chicanean. Las izquierdas se muerden la cola al tratar de entenderse. Los maridos pegan. Las madres pegan. (Los niños por suerte no sólo pegan, también abrazan). La televisión no tiene entrevistas, son monólogos violentos y banales, a lo que se responde con otros ídem.


¿Qué pasa con la comunicación? (A todo nivel) ¿No estamos escuchando al otro? ¿No nos estamos haciendo entender? ¿No queremos hablar y que nos escuchen? Digo, hablar con lo interno, no apenas desde los labios. ¿Creemos que no nos comprenderán? ¿O no queremos comprender? ¿Dónde se localiza la desconfianza? ¿Acá o allá?


De cualquier forma que sea, la comunicación se tratará del encuentro de posturas transparentes, genuinas, naturales. Quizás eso dé miedo, quizás es algo a lo que nadie apuesta, quizás es más fácil lo opuesto: incomunicarse, violentarse. ¿Pero dará más plenitud? ¿Más satisfacción?


Por acá algo me sugiere que no, que sólo nos empantanaríamos en más barro de intolerancia, donde parte de nuestro ser se camuflaría y desaparecería a la vista del resto; para vivir sobreviviendo.

jueves, 1 de marzo de 2012

"Are you really here or am I dreaming... 
I can't tell dreams from truth" 
me costaba al principio
(se mezcló mucho con lo real)
era tan lindo y patético como la realidad 
de ayer 
me besabas 
y me tenías pendiendo otra vez de un hilo 
como un sádico titiritero 
y como siempre 
no sabía si deprimirme 
o estar contenta