domingo, 12 de junio de 2011

EnRaiZaR

Abrí la caja y había una bomba. Bomba de energía de amor, de fuerza.
Aprendí que no tengo que perdonarme, sino exigirme ser yo. No tengo que tenerme lástima, porque no salgo, no avanzo y me hundo. Ni tengo que tenerle lástima a los demás, porque los subestimo y me disfrazo.
Aprendí que debo aprender a festejar, a celebrar lo alcanzado, a reconocerme los logros como lo que son. Porque nadie tiene todo y nunca lo tendremos tampoco. Si esperamos ese momento vamos a morir sin disfrutar nada.
Descubrí que hay que habitar el cuerpo, habitarse a uno. Y que cuando lo hago soy tan fuerte como cualquiera y como nunca lo había creído. Que es correcto ocupar un espacio, hacerse cargo y defenderlo. Y sospecho que tantos años pretendiendo ser un molde para sentirme bien, encajando, son lo más inútil que pude haber hecho. Sospecho que en el segundito, minuto, hora, eternidad, en que somos nosotros mismos, sentimos el máximo placer imaginable.
Quisiera recordar esto siempre. Por eso lo escribo. Y quisiera ejercitarlo para que se asiente, se fortalezca y me multiplique otras cosas.
Y además quisiera que a alguien más le sirviera.
Claro que cada pasito tuvo un empujón amigo. Que parece simple y modesto pero es un abrazo fuerte cuando estás por caer al precipicio.
Y claro que amor y fuerza son sólo algunas palabras que se me ocurren para definir lo que encontré, que es sólo algo de lo que hay en la gran caja. Sé que hay mucho por revolver, pero quería celebrar, para empezar, esa ojeada a la chispa interior.

viernes, 3 de junio de 2011

perdoname. te perdono. tengámonos paciencia.