miércoles, 16 de abril de 2014

Oda a los lunes

Por qué mi cuerpo se resiste a la rutina, a cosas sin sentido, etc.. Mi mente no, ella pone a mi cuerpo allí pero él no quiere saber nada con la adaptación "social", al sistema, a tener que ser desoído  por el sólo hecho de necesitar vender la fuerza de trabajo. Él se incomoda, yo me incomodo, no sé qué otra cosa busco pero me cae encima como una sensación de aprisionamiento. Prisión que yo misma busco o mantengo porque sigo queriendo mantener el sustento. "La vida es una cárcel con las puertas abiertas".. Bien Calamaro.. Cuestión que no sé qué busca mi cuerpo, mi espíritu, pero es inquieto, pero no tanto como para dar un gran salto. Quisiera darlo, necesito que se me abra una puerta. Un empujón, una señal. ¿Están ahí y no las veo? No sé... Dos fuerzas me tiran, una de cada lado, no sé cuánto más podré desoir mi cuerpo, aunque le doy su alimento cuando puedo, cuando dejo la jornada laboral. Y él resiste, se fortifica, subsiste, gracias a eso. Pero a veces pide y no entiendo. ¿Por qué soy tan rebelde? ¿Por qué no puedo adaptarme a los que todos se adaptan? Hay algo en mí que no puedo aplacar, se me sale por los poros, corre por mi espalda, mi nuca, mis hombros, me pesa. Es una rebelión que no estalla, que no jode a nadie, sólo a mí. Yo preferiría ser rebelde explosiva, no implosiva. Y no me sale, me angustia. De a poco, igual, y con ayuda, voy tirando afuera algunas cosas. Suelto. Libero.
Intento descubrirme, liberarme, dejarme. No sé cuál es mi mayor traba, quién me impone, qué tengo adentro inculcado que me cierra la visión, me corta el impulso.