martes, 25 de octubre de 2011

cuando te tuve acá, en esta misma cama, reflejabas la luz sepia maravillosa de aquel atardecer. una nube de humo envolvía tu perfil, sereno, y tus ojos se volvían más translúcidos a cada segundo. la atmósfera que creaste no la volví a vivir. los sonidos de ese día quedaron reverberando en mi imaginación y no volví a encontrarlos en ningún rincón real. su mediocre eco sólo opaca la sensación de este gélido presente, que me encuentra sin sensaciones, sin alegría, sin expectativa, sin apenas el asomo de un momento mágico como aquel. sé que para vos se habrán repetido ocasionalmente, y me alegro por eso; yo mientras espero. espero. al menos espero.

jueves, 20 de octubre de 2011

Aparece como esencial acostumbrar a los niños y niñas a la libertad. Contrarrestar la tendencia a la imposición, a la sumisión, al paternalismo desde todas sus fuentes. Contrarrestar la costumbre de dejarse guiar como hábito inconsciente y modo de vida. Que la libertad sea algo que se ejerza en el presente cotidiano, no una promesa para el futuro, mientras en el presente se deshilacha la humanidad de cada persona, víctima de las guadañas sociales. De otra manera, cuando de grandes se enfrenten a la libertad, sin haberse acostumbrado día a día a su sabor, no sabrán qué hacer con ella. Y aunque aún así, decidan acercársele, cada paso les parecerá enorme, extraño, hasta atemorizante y quizás incorrecto.

miércoles, 19 de octubre de 2011

creo que hoy soñé esto en el aire.. 
..o estaba despierta?

martes, 11 de octubre de 2011

...Será?

¿Y si todo esto se trata de aceptar que somos mortales? ¿Si de ahí viene el miedo? Porque nunca miramos realmente a la cara a ese hecho, salvo en raras ocasiones. ¿Y si significara comprender que hagamos lo que hagamos todo tiene el mismo final? Claro que da ansiedad. Porque todo parece carecer de sentido. Y ya nadie nos dice con qué llenar ese vacío, ese trayecto. 
¿Y si en vez de anclarnos en temer ese momento y esperarlo en un mar de ansiedad, mejor vivimos lo que queremos vivir? Para hacerlo creo que es necesario vivir el miedo, y dejarlo irse, porque tan natural como es su presencia, lo es también la capacidad de ahuyentarlo, de enfrentarlo con energía de vida, genuina, visceral, carnal, sin maquillaje.