lunes, 16 de diciembre de 2013

Tengo conciencia de lo trucho que te puede llegar a sonar esto, pero pienso que debo quererte más de lo que yo creo (y no sería raro). Porque tengo necesidad de saber cómo estás, de hablarte, a veces más grande, a veces más chiquita. Pero me frena el efecto que puede causarte mi intromisión, mi aparición. O estoy más grande, no sé, algo pasó que hizo que yo no corriera a saciar mi urgencia de acercarme para estar más tranquila yo. No quiero ser peor, peor de lo que fui. No quiero generar un elástico, un boomerang, un subibaja de emociones insorportable. Tampoco sé exactamente qué hacer. Pero tengo tanta curiosidad, extrañamiento.. no sé. Intriga, grande, por momentos. Me queda esto. 

jueves, 10 de octubre de 2013

nunca sé si soy una artista en una oficina o una oficinista en un taller de arte

miércoles, 11 de septiembre de 2013


Esta mañana es distinta a otras. Me diste algo para soñar. Estoy como dormida pero hace rato no me sentía tan despierta. Busco pero me faltan palabras para describirte. Sería una traición y menosprecio de la realidad. No por divinizarte, sino por lo complejo de tu ser. Maravillosa complejidad. Me absorbiste, eso es lo que quiero decir. Siento esa felicidad tortuosa de tener tu nombre en los labios apenas abrir los ojos. 
Los labios callan y eso molesta. Tu nombre se pegotea entre pensamientos que salen con formas de otras palabras. Muy distintas. 
Es que no quiere salir, no quiero sacarlo para no agrandar las cosas. "Cosas", buen sustantivo cuando no querés explicar algo... Quiero explicar, me gustaría poder. 
Por ahora diré "cosas". Pensaré en tus ojos como si no fueran tuyos. En tus palabras como si las hubieras dicho al aire.

martes, 3 de septiembre de 2013

esos ojos eran de agua. siempre pienso en agua, paz, cosas etéreas, infinitas, cuando veo ojos así. y esos en particular, acompañados por una voz tan dulce, eran notas de una suave melodía que no pude resistir. encima irradiaba calidez en sus palabras, sus modos, su caminar, ese abrazo, en la sonrisa. una mezcla incomparable de sabiduría, frescura, firmeza y ternura bajo una sobria humildad que me atrapó. desde ese día deseé poder empaparme en esa mezcla, mancharme, sentir su sabor, aunque sea un momento y luego llevarme el recuerdo. 

viernes, 23 de agosto de 2013

Liniers

viernes, 9 de agosto de 2013

Colectivo

Sintió un roce frío en la mejilla, abrió de a poco los ojos y lo primero fue sentir con el cuerpo ese oleaje, ese movimiento involuntario: aún estaba en aquel colectivo. Al volver un poco más a esta realidad, lo vio, de pie, a su lado, derrochando luz en esa sonrisa que tantas veces la dejó sin palabras. Esta vez las de él iniciaron el diálogo, mientras se sentaba en el asiento vacío a su lado: "No te vayas a pasar". De inmediato sonrió ella tímidamente, aunque luego cambió el tono de su mirada: "Hola, no, sí... gracias. Uy, qué loco, estaba como soñando con..." "¿Con qué?"-preguntó él, tras la breve pausa que ella introdujo en ese saludo somnoliento. "Nada, una pavada, ¿vos cómo estás, qué hacés? ¿A dónde estás yendo?" Él se rió, le acarició la mejilla de nuevo, con ese frío que previamente la había sacado de lo onírico: "Que suavecita, parecías un bebé durmiendo"- deslizó casual, y sonrió nuevamente. Ella sintió algo de vergüenza pero también se estremeció, quiso acurrucarse en su hombro. Pero no lo hizo, venció el deseo y esa modorra que muestran los gatos cuando uno los despierta con una caricia, se estiran y luego vuelven a enrollarse en sí mismos al compás de un ronroneo cadencioso. "Tenés la mano fría"- le dijo."Y, con este frío... ¿vos no?"-contestó él, y, para sacarse la duda, le tomó la mano suave pero decididamente. Ella notó la diferencia con la tibieza de las suyas y decidió tomarlo de ambas. Cobijó sus manos en las de ella y las fregó despacio, como espontáneamente, prometiéndole que en dos minutos estarían mejor. Él agradeció y se quedó quieto, tanto que olvidó decir palabra alguna, como para forzar esos diálogos que evitan silencios incómodos. "¿No me vas a decir qué estabas soñando?"- esbozó finalmente. Ella le confesó que con alguien, algo extraño, como un laberinto en el que veía a esa persona pero de pronto desaparecía. "Mucho más no tengo para decirte"- se excusó. "Qué raro, yo a veces sueño también con cosas que se me escabullen, o se alejan y se acercan, pero cuando las tengo al lado me invade una culpa enorme que me impide agarrarlas"- agregó él. "¿Culpa por qué?"- dijo ella, curiosa. "No sé... porque no está bien, ¿viste cuando sabés que no está bien pero no podés evitarlo, y cuando lo evitás sólo pensás en eso? Y lo deseás y por momento pensás que no podrías desear nada tanto como deseás eso en ese instante..." Las manos de ella hace unos minutos ya habían cesado de entibiar las de él y las había alejado, un poco (como quien se ve descubierto en algo que no debería estar haciendo), pero sin perder del todo el contacto. "¿Sabés lo que te digo?"- inquirió él en voz baja, con una mirada seria, cómplice, al tiempo que deslizó por los dedos de ella los suyos, hasta que sus palmas se encontraron. Ella no podía creerlo, el tiempo se suspendió en ese momento, mil imágenes pasaron por su mente: en todas estaba él, esa alegría de cada encuentro casual, la tensión, la adrenalina, ese recuerdo culposo y embarrado que atacaba por las noches. Nunca creyó realmente que esto pasaría, sus sospechas no eran tan firmes como para asegurar este destino, este desenlace, o más bien comienzo, comienzo de un  derrumbe. Sin embargo se sentía tan natural, tan evidente de pronto, que se relajó, aflojó la tensión de sus hombros, bajó la vista con una sonrisa contradictoriamente triste y decidió abrir los ojos para disfrutarlo. Los abrió, del todo, y sí, efectivamente se había pasado. Diez cuadras. El asiento seguía vacío, sus manos seguían tibias y nada se había derrumbado. Por ahora.

martes, 30 de julio de 2013

Revista "Todo piola", n° 16, abril 2013.

lunes, 1 de julio de 2013

.

y lloré y lloré.. y destapé un mar que empezó a correr como luego de años de sufrir un dique. y así fue que dolió que ellos no se quisieron, dolió que fuera innecesario ese dolor. dolió notar lo que creemos que perdonamos, lo que creemos que superamos. notar la construcción intrínseca de nuestras células, de adn imborrable (con suerte modificable). se abrió una ventana, esa ventana de lo que podría haber sido.. de lo que querría que hubiese sido. un antídoto para el miedo a los cambios. un seguro, un colchón de amor y unión, un resorte de seguridad, en el que rebotar cuando me arroje al vacío. no estuvo, y todos hicimos lo que pudimos. o no? no es injusto ser tan ciego con una criatura? no lo sé.. es injusto pero nadie es consciente verdugo. y ahora el consciente me atrapó, me acorraló y me gritó su verdad: no fue simple, no fue lindo, fue un desastre sin planos que otros "planearon", una guerra en tierras civiles, sin nada de donde agarrarse. ahora armo mi propia balsa, junto lo que quiero llevarme, en un mar de angustia pero lo junto. y cuando salte espero tener mi colchón.

martes, 18 de junio de 2013

Quizás perdonar, hacer una tregua, entender a los padres, significa saber que son humanos, que hicieron lo mejor que pudieron, que no son súper hombres ni súper mujeres, que tal como uno mismo tienen sus problemas, contradicciones, miedos, errores, y aún así tomaron el gran riesgo de criarnos. Al intentar ponernos a nosotros mismos en un plano similar, o al de pronto estar allí, quizás podamos entender por qué hacen o dejan de hacer de tal o cual modo las cosas. Y así dejar de pretender que sean como querríamos, llenarnos de enojo por eso. Sino aceptar que no son iguales a nosotros, y que aún así el amor está. Y ver que tampoco salimos iguales a ellos, y sin embargo soltar la culpa por ello. Vivir lo que uno mismo convoca, sin sentir la traición a la crianza, sin dejar tampoco de hacerlos partícipes. 

lunes, 27 de mayo de 2013

y lo ecléctico de mi pos modernidad explosionó en el necio


Para no hacer de mi espíritu pedazos,
para realizarme entre únicos y pares,
para ganarme un lugar de este Parnaso
para tener mi rincón que nadie mande.  
Me vienen a convidar a convertirme,
me vienen a convidar a que no duerma,
me vienen a convidar a definirme,
me vienen a convidar a ser de veras.

Yo no sé lo que es el destino,
caminando trato de ir,
allá dios, que será divino,
y acá muero al no vivir.

Yo quiero arrancar jugando a lo prohibido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero crecer sin perderme de lo unido, 
yo quiero ser un poco más que esto.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
más yo debería empezar soñando travesuras,
acaso será expresar y conocerse.

Dicen que es incomodidad la que me toca,
cuando me dejo pensar lo que hay debajo,
que el cambio está en mis manos y mi boca, 
que me costará dolor y algún trabajo.

Será que la necedad parió conmigo, 
(conmigo y sobre todo con silvio),
la necedad de ser de uno el enemigo,
la necedad de vivir siempre escondiendo.

Yo no sé lo que es el destino,
caminando trato de ir,
allá dios, que será divino,
y acá muero al no vivir.

jueves, 16 de mayo de 2013


Jugar.. cómo jugar cuando todo es serio.. cuando te convencen de la racionalidad del deber ser.. cuando somos chicos todo es juego y aprendizaje, una cosa ligada a la otra.. a medida que vamos creciendo, todo, absolutamente todo, apunta a conocer responsabilidades, disciplina, organización. Casi olvidamos por completo esa sensación que una vez nos poseyó, como si nos tornáramos por completo en otros seres.
Y es bueno porque crecemos, es bueno porque entendemos que no debemos depender, que no es provechoso para el espíritu propio. Al menos en el sentido mínimo de la palabra, porque creo hoy que en realidad siempre "dependemos" (mutuamente), pero me refiero a que es necesario afirmarse, creer en uno. Y para ello es buena toda esa racionalidad.. pero.. ¿cómo apuntar a la "independencia" y a la vez no perder el juego? Recuperarlo, mejor dicho.. ¿Cuánta "seriedad", "cordura" requiere estar firme en la tierra? No quiero ser una simple seria, cuerda, racional, pero es claro que tampoco quiero ser una loca irracional. Quiero jugar para combatir el acartonamiento y esa seria que me persigue, o que persigo.. La persigo no sé bien a veces por qué.. alguien me vendió que es necesario, en algún momento que no puedo prescisar me convencí..
Esa loca también me persigue.. y yo le huyo, al juego, para no encontrármela, quizás es más lo que huyo de ella que lo que me apego a la organizada. Es que siento que si voy al juego y al desacartonamiento no voy a poder volver a las responsabilidades, sería un viaje de ida. Y temo que me aleje de esa "madurez", de ese intento de plantar los pies firmes. Pero el temor se contrapone con la busqueda de felicidad, que tiñe al intento de juego, y me pierdo.. y escribo, y busco..

martes, 23 de abril de 2013

(pretérito anterior - presente compuesto -2)

A veces me siento como si fuera un león vegetariano. Gato encerrado :p Qué sé yo.. y necesito escribir, retratar, imaginar, canalizar, fabular. Parece un río incontenible pero ya ves que después pasa. Me preocupa en su momento, porque dos deseos se me contraponen. Siento a los dos tan válidos como incongruentes. Uno aviva al otro, o uno mata al otro, depende el momento. Esta vez se retroalimentaron mutuamente. Es raro y es de esas cosas que no se pueden decir. O que me cuesta asumir, reconocer, etc. No sé si es pasajero, si vale la pena, si puede ser la puerta a algo nuevo y bueno, no sé. ¿Tiene sentido?

(pretérito anterior - presente compuesto -1)

Brilla. Ese cuerpo brilla con su oscuridad, y me llama, a gritos, sin decir palabra. Se acerca, una presencia ineludible, infame, una sombra que percibo sin quererlo, sin poder esquivarlo. Y los ojos no me responden, vagan por esa piel como la tierra; firme, natural, fuerte, vigorosa, generosa, sueve, fecunda. Se encuentran con dos blancos faros, profundamente negros, y con esa sonrisa, luminosa, como si la estrenara cada día. Mi cuerpo sale al encuentro, intenta distraerse pero es imposible. En el fondo siempre vive la intención de ceder ante esa sombra, no sólo eso: a veces de encontrarla, de buscarla yéndose, de llamarla sin mirarla. Pero sale, busca y encuentra, como no podía ser de otra manera. Y el sufrir es por un pequeño instante placer, se funden en un imaginario compuesto gris. Entregan, a veces más, a veces menos, pero entregan el sentimiento del momento, crudo e irracional, desprejuiciado y despreocupado. Afuera esperan el quedirán, el prejuicio, las dudas, y los planteos. Serán incorporados luego, pero ahora es el despojo. El abandono y la espontaneidad de lo imprevisto. Es hoy. Es acá. Es deseo.

jueves, 21 de marzo de 2013

Creo que quiero quererte menos. Esa solución se me ocurrió. No sé. Y no es porque no me quieras, porque sé que lo hacés. Pero desde ese día a esta parte, con estas largas, intensas, horas; densas como pocos otros momentos en mi vida, demasiados sentimientos se apoderaron de mí. Y sólo me sale decirte siempre que te quiero. Y lo entendiste. Pero hay otra cosa en mi pecho que no logro traducir. Pensé que era tristeza por un momento, pero razono que no tengo razones para estar triste. Pero a veces te miro y lo estoy. Y te miro más y ya no me cabe adentro la alegría de conocerte, de que estés conmigo día a día. Creo que no es una cuestión de expresar, porque te lo expresé ya de mil maneras. No sé qué es. Ansias de estar más con vos, no sé. Puede ser ansiedad. Pensé que haciendo más cosas juntos podría ser una manera de conocernos en más ámbitos y así chocar, llegar a intolerar nuestros defectos. Quererte menos. No sé. No dejás que lo logre.

viernes, 8 de febrero de 2013

Luna dónde estás
Luna volvé

domingo, 27 de enero de 2013


Hola pluma, hace rato que no te empuño, que no miro un rato para adentro. O quizás miré, pero de casualidad. Y no encontré tantos remolinos en estas aguas, tanto abismo.
Miré a mi gata; "asociación libre"- me dije: y acá estoy. Ella podría morderme, clavarme esas filosas uñas que reposan a dos centímetros de mi cara. Yo podría golpearla de un manotazo, pero no: surge entre dos seres la caricia, la mirada pacífica, el amor. El amor, eso que me dijo esa película que es lo que le damos a un ser cuando nace. De niño, desborda de amor. Todos y todo el tiempo le dan amor, caricias, sonrisas. ¿Cuándo un niño deja de ser tierno? ¿Cuándo un humano deja de inspirarnos sólo amor? Me parece lógico que surjan otras cosas, y que al aprender a contener necesidades o limitar o adecuar nuestro deseo para poder convivir,surjan tensiones, competencia, bronca, desinterés, etc. Pero ¿TAN lejos podemos llegar del amor en lo cotidiano? Eso no me parece muy natural, muy lógico. Me parece más bien una consecuencia más de este sistema que supimos construir.
¿Te suena muy abstracto? Pensálo: en el día, ¿cuántas veces sentiste un poquito de bronca, indignación, insatisfacción, mal humor, por algo cotidiano? ¿Y cuántas veces amor, alegría, desbordada ternura?
Puede que ahí esté el papel de la familia que uno hace, que construye, que elige. Puede que esa familia sea el famoso pilar de la sociedad. No lo sé. Como no la construí, albergo esa esperanza. Porque veo la energía de los niños (aunque sean ajenos): la vida, la espontaneidad, cómo conducen, producen y guardan felicidad. Porque veo a mis gatos, que crié, que amo, que siempre están con un mimo esperando, tan simples, naturales, pienso en ellos y me alegra saber que los voy a poder abrazar.
Cosas cotidianas, del amor. Paz. No sé, sentimientos que me gustaría tenerlos en todos los ámbitos; esperanza, optimismo (parezco Scioli), actitud activa, buen humor, constructividad, solidaridad. Cosas que espero se den en cada ámbito donde voy. Confianza, otra gran palabra. Pero más importante: deseo con todas mis fuerzas que estén en mi interior. Paz y confianza, como insumos. Y que produzcan ellas amor. Para recibir amor también. No quiero sonar como una fanática evangelista ni un cura, ni un pelotudo, ni esotérica. Sólo digo que tengo deseos de tener un interior fuerte. De abrir los ojos y ver. Porque a veces me siento anestesiada, ensimismada sino. Y de pronto miro y recuerdo un mundo. Un mundo que quiero tener el deseo de ver, de recorrer, de dejar entrar, de sentir amigable, hospitalario, familia (entrelazando los temas) Quiero volver a tener el optimismo, que todo me chupe más un huevo, tener la irreverencia del adolescente, la arrogancia, esa actitud de seguridad. A veces siento que nunca tendré la seguridad verdadera, que me cuesta asumirme adulta. Pero a veces también sé que tengo todo pare serlo. Quiero serlo. Pero no ser uno más. Un formateado, uno que cumple. Quiero ser como quiera ser, aceptarme en lo que yo quiera. Para poder así ser genuina, firme, y que me quieran con todo eso. Y vuelvo sobre anteriores escritos no? Quizás ya estoy en ese camino y no me estoy dando cuenta no? ¿Tanto tramo te parece que falta, que tan perdida estás? Quizás no

miércoles, 9 de enero de 2013

Construcción anclada en el nebuloso y poderoso terreno de la fantasía, con alguien que vamos a llamar, para el caso, "ventana". Su ventana es única, nunca conoció una de tales características. Tiene un efecto en ella muy extraño, adora su ventana y la odia de manera errática: un día esto, otro día aquello. Sabe que el deseo que provoca es grande, porque en cuanto la ve se le ilumina la cara, quiere pegarse a ella, llamar su atención, que la mire, interpele, pelee; pretende provocarla, llegar a su interior. La lleva a su costado más aniñado y más femenino. Pero también sabe que todo es poco sólido, que este deseo es una imagen proyectada en un telón natural. Diría que tiene la certeza de que si un día realmente abre la ventana, no sabrá qué hacer con ella, el paisaje del otro lado ya no la va a cautivar, no habrá más intrigas ni juegos. Y que si esta ventana estuviese en otra pared, gran parte de esta construcción sería vacua arena. No habría expectativa, ni miradas busconas, ni frases cargadas de tensión, ni abrazos fallidos. Habría quizás palabras tiernas, serias, quizás crudas, en un marco convencional, esperable, sin segundas intenciones, llanas.