jueves, 16 de mayo de 2013


Jugar.. cómo jugar cuando todo es serio.. cuando te convencen de la racionalidad del deber ser.. cuando somos chicos todo es juego y aprendizaje, una cosa ligada a la otra.. a medida que vamos creciendo, todo, absolutamente todo, apunta a conocer responsabilidades, disciplina, organización. Casi olvidamos por completo esa sensación que una vez nos poseyó, como si nos tornáramos por completo en otros seres.
Y es bueno porque crecemos, es bueno porque entendemos que no debemos depender, que no es provechoso para el espíritu propio. Al menos en el sentido mínimo de la palabra, porque creo hoy que en realidad siempre "dependemos" (mutuamente), pero me refiero a que es necesario afirmarse, creer en uno. Y para ello es buena toda esa racionalidad.. pero.. ¿cómo apuntar a la "independencia" y a la vez no perder el juego? Recuperarlo, mejor dicho.. ¿Cuánta "seriedad", "cordura" requiere estar firme en la tierra? No quiero ser una simple seria, cuerda, racional, pero es claro que tampoco quiero ser una loca irracional. Quiero jugar para combatir el acartonamiento y esa seria que me persigue, o que persigo.. La persigo no sé bien a veces por qué.. alguien me vendió que es necesario, en algún momento que no puedo prescisar me convencí..
Esa loca también me persigue.. y yo le huyo, al juego, para no encontrármela, quizás es más lo que huyo de ella que lo que me apego a la organizada. Es que siento que si voy al juego y al desacartonamiento no voy a poder volver a las responsabilidades, sería un viaje de ida. Y temo que me aleje de esa "madurez", de ese intento de plantar los pies firmes. Pero el temor se contrapone con la busqueda de felicidad, que tiñe al intento de juego, y me pierdo.. y escribo, y busco..

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