martes, 23 de abril de 2013

(pretérito anterior - presente compuesto -1)

Brilla. Ese cuerpo brilla con su oscuridad, y me llama, a gritos, sin decir palabra. Se acerca, una presencia ineludible, infame, una sombra que percibo sin quererlo, sin poder esquivarlo. Y los ojos no me responden, vagan por esa piel como la tierra; firme, natural, fuerte, vigorosa, generosa, sueve, fecunda. Se encuentran con dos blancos faros, profundamente negros, y con esa sonrisa, luminosa, como si la estrenara cada día. Mi cuerpo sale al encuentro, intenta distraerse pero es imposible. En el fondo siempre vive la intención de ceder ante esa sombra, no sólo eso: a veces de encontrarla, de buscarla yéndose, de llamarla sin mirarla. Pero sale, busca y encuentra, como no podía ser de otra manera. Y el sufrir es por un pequeño instante placer, se funden en un imaginario compuesto gris. Entregan, a veces más, a veces menos, pero entregan el sentimiento del momento, crudo e irracional, desprejuiciado y despreocupado. Afuera esperan el quedirán, el prejuicio, las dudas, y los planteos. Serán incorporados luego, pero ahora es el despojo. El abandono y la espontaneidad de lo imprevisto. Es hoy. Es acá. Es deseo.

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