jueves, 20 de octubre de 2011

Aparece como esencial acostumbrar a los niños y niñas a la libertad. Contrarrestar la tendencia a la imposición, a la sumisión, al paternalismo desde todas sus fuentes. Contrarrestar la costumbre de dejarse guiar como hábito inconsciente y modo de vida. Que la libertad sea algo que se ejerza en el presente cotidiano, no una promesa para el futuro, mientras en el presente se deshilacha la humanidad de cada persona, víctima de las guadañas sociales. De otra manera, cuando de grandes se enfrenten a la libertad, sin haberse acostumbrado día a día a su sabor, no sabrán qué hacer con ella. Y aunque aún así, decidan acercársele, cada paso les parecerá enorme, extraño, hasta atemorizante y quizás incorrecto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario