miércoles, 5 de mayo de 2010

Buscando un momento para volar, el ave urbana despliega sus alas con la más mínima brisa. El momento de soñar llega y uno se zambulle en él como en un frasco de dulce. Las aves urbanas sabemos de sueños y vuelos, aunque no siempre los despleguemos. Pero sólo necesitamos un poco de perfume de primavera y nuestras mariposas salen de nuestra cabeza hasta al cielo. Algunos no saben verlas pero a ellas no les interesa: Siempre habrá alguna flor donde posarse. Así que sabés, si ves una mariposa, puede que sea la mía, invitando a las tuyas a posarse en esa flor, que está entre tus manos.

(oct 03)

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