jueves, 31 de mayo de 2012

Él tenía tu voz. Igualita. Tardé horas en notarlo porque a vos te tenía tan lejos... Pero ahora estás acá, de pronto te acercaste a un centímetro de mí. Es tu mismo tono de voz, tu registro, la manera de arrastrar un poco las palabras. Me recuerda a todo lo que te quería. Lo dulce que eras, lo que me provocaba escucharte en esas largas charlas. Me dio tantas ganas de seguir oyendo ese sonido, porque era como estar a tu lado de nuevo. Ganas de que me hables hoy, de escucharte, pero a vos. De ver esos ojos inquietos mirándome. De sentir tus brazos fuertes, definidos, en los míos. Había olvidado todo eso, pero esta aparición, este recuerdo auditivo avivó esas sensaciones. Me dibujó tu imagen perfecta en la memoria. Me avisó que aún te quiero. No "tener", pero sí te aprecio y te extraño si te pienso. Ya no te busco, ya no te espero, ya no te sueño, pero cuánto te recuerdo.

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