viernes, 6 de enero de 2012

exorcisando

Qué ironía una anarquista con ataques de pánico, alguien que quiere la destrucción de las fronteras, de la división de clases entre las personas... Que sienta que no tiene derechos, que sienta que el mundo ya es de otros de antemano, que no se halle cómoda en casi ningún lugar, que no pretenda forjar cada parte del mundo a la medida de sus deseos. Qué ironía...
Que no se sienta igual al resto, que sienta que lo que le pasa sólo le sucede a ella. Que le cueste expresárselo a las masas. Qué ironía..
Cómo puede vestirse de anarquía si en su interior bullen sensaciones que aparecerán eventualmente como indecibles obstáculos, tácitos, indisolubles, a menos que haga una reconversión personal, que venza sus miedos y se permita ser. Ser ella, ser todo lo que lleva dentro. Con los otros, también.

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