viernes, 9 de julio de 2010

Lo que escribo vive, lo que no escribo muere. Qué autoritaria capacidad. Tengo algunas existencias en mis manos, en mi pluma. Por eso deja de ser un acto banal de verter tinta en celulosa procesada. Por eso temo, porque lo que escribo se instala en mi vida, en vez de escribir lo que está instalado. Como si hiciera mi historia al escribirla. Por eso no quiero nombrarte hoy...

oct 05

No hay comentarios:

Publicar un comentario