sábado, 17 de mayo de 2014

Perspectiva

Van como dos semanas, y es poco pero parece muchísimo. Cuanto más pasa más vuelvo a vos. Tu imagen vuelve, te tengo cuando voy  a dormirme, cuando sueño. Sin embargo se ve muy inalcanzable, difusa... Qué extraña es la manera en que recordamos...
Encima enseguida tengo el mismo sentimiento, un arrebato, un impulso a estar sobre vos, un apego insoportable. Cuanto menos demostrás más me atraés, y seguramente debés saberlo y lo hacés adrede para atraparme. Pero ¿si me querés atrapar quiere decir que me querés? ¿O que sólo te gusta ejercer tu poder? Quisiera que pudieras querer bien. Quisiera que eso sucediera rápido y poder abrazarte y entregarme de vuelta. Pero sintiéndome protegida, segura.
Me da bronca, me indigno, y a la vez me regodeo masoquistamente en el hecho de que me gustás tanto sin razones. Como que racionalmente intento alejarme al no haber un sólo factor racional en mi elección, pero también racionalmente sospecho que en realidad sí hay algo bueno que pueda unirnos. Eso nace de una sensación, incipiente, algo en tu mirada, en las pocas veces que te pude mirar por dentro. El tema es que para mirar por dentro tuyo tengo que escarbar incansablemente, y no sé si tengo tal voluntad. No quiero que estar con vos sea un trabajo, tanto desgaste de energía. Quisiera que avanzaras en dirección a aportar a cambiar eso. Pero ya pretender que estemos hablando el mismo idioma parece a veces mucho pedir. A veces no sé si entendés demasiado o estás a kilómetros de distancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario