El solo hecho de pensar en vos me produce más emociones que muchos elementos de la realidad que vivo en otras circunstancias. Fue tan fuerte lo que sentía, me sacudían las emociones que nos provocábamos, a veces para mal, a veces para bien. Y te sigo extrañando. No como el primer día, pero sí mucho, de una manera menos ansiosa. Un poco menos, ya no estoy a punto a cada segundo de llamarte a gritos para ponerme en tus manos. Pero extraño todo de vos, tus quilombos, tu piel, tu altura, tu pecho, tu infinita boca, el tamaño de tus manos, tu dedito del pie, la manta suave que es tu espalda, no poder parar de acariciarla. Pero sufro de sólo pensarlo, y sufría al necesitar tanto de todo eso en ese mismo momento, aquel.
Pero también sé que aproveché cada segundo. No tuve límites para sentirte, te busqué, te disfruté, te abracé y besé tanto como pude.
Esa entrega, lamentablemente, el recuerdo de ella, está atada al recuerdo de una frustración constante sin embargo. Frustración que construimos, los dos; yo con mi demanda, vos con lo tuyo que quién sabe qué fue. Pero es tan intenso que a veces pienso por momentos que quiero volver a padecerlo.
La idea es disfrutar de un espacio para descargar tinta, como antes me sirvió el papel, ahora de manera virtual; sobre lo que me venga a la cabeza. Para compartir, para ver si alguien más se ve en esas letras. Y por supuesto, para que respondan con lo que quieran
martes, 17 de junio de 2014
domingo, 8 de junio de 2014
"Nuestro contacto con la naturaleza salvaje nos impulsa a no limitar nuestras conversaciones a los seres humanos, ni nuestros movimientos más espléndidos a las pistas de baile, ni nuestros oídos sólo a la música de los instrumentos creados por la mano del hombre, ni nuestros ojos a la belleza "que nos ha sido enseñada", ni nuestro cuerpo a las sensaciones autorizadas, ni nuestra mente a aquellas cosas sobre las cuales ya estamos todos de acuerdo."
"Mujeres que corren con los lobos", Clarissa Pinkola Estés.
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